Dejo el tema de los taxistas, no sin mencionar que la semana pasada1 se suscitó un ataque de un grupo de gente que señalan pueden ser taxistas y habitantes de la zona donde ocurrió, sobre autos de Uber. Por supuesto que se ser taxistas, no es de extrañarse, ya que los ánimos están muy «caldeados» con éstos. Pero, ¿por qué participaron vecinos en el asunto? Si no tienen una relación con los taxistas, a mi parecer, confirma las señales que muchos han dicho están presentes por la inefectividad de la seguridad pública, ante lo cual la gente trata de tomar por mano propia la ley. En este caso, el que los autos de Uber hacen uso de las calles aledañas al aeropuerto para esperar ser llamadas, lo que debe causar molestia o recelo entre los pobladores. Tampoco es de extrañarse.
Bueno, quiero ahora tocar el tema del urbanismo; sobre el diseño de la funcionalidad de la ciudad y la forma en que ha fallado y podría lograrse. Lo mencionado de Uber y lo que ya he escrito al respecto del problema del estacionamiento en la ciudad es un ejemplo.
La ciudad ha crecido desmesuradamente y sin previsiones de lo que el este crecimiento trae consigo. Podemos mencionar la tendencia que hay por edificar condominios en zonas que no fueron pensadas para ello, por ejemplo la colonia Roma. Es muy notorio como viejas casonas son adquiridas para ser derribadas y en su lugar construir condominios. La lógica detrás es esto debe ser que si bien el poder adquisitivo de la ciudadanía ha disminuido como para adquirir una propiedad que excederá con seguridad los 5 millones de pesos, en su lugar pueden edificarse condominios que albergarán 18 o más familias vendiendo departamentos en unos 2 millones. Buen negocio, ¿no? Ciertamente la llegada de más gente a la zona trae consigo un «boom» de ingresos que favorece a los negocios de la zona, especialmente tiendas de consumo, centros recreativos y restaurantes. Más gente, más dinero. Pero, me pregunto, ¿las autoridades que permiten este crecimiento toman en cuenta la demanda de agua y energía eléctrica? ¿Habrán datos y estudios que permitan saber hasta donde pueden crecer esta zona antes de que estos servicios sean insuficientes? A ambas preguntas creo que la respuesta debe ser: no.
Algo mucho más fácil de cuantificar es el espacio de estacionamiento. Una calle tiene un espacio de estacionamiento finito y podemos determinar cuántos autos pueden estacionarse en una calle. Estoy seguro que las autoridades exigen que al presentar un nuevo proyecto el constructor provea un espacio de estacionamiento para cada inquilino. Quizás no dos lugares de estacionamiento pero si uno. Pero, ¿que nos dicen las estadísticas? ¿Que las familias sólo cuentan con un auto en promedio? Supongamos que sea así, pero ¿los habitantes de una colonia como la Roma tienen un perfil familiar? Yo me inclinaría a pensar que es más «yuppie», es decir, parejas jóvenes de profesionistas sin hijos y que deben contar con más de un automóvil en promedio.
A la demanda de espacios de estacionamiento generada por la llegada de inquillinos adicionales, debemos restar los espacios que se pierden por las entradas al estacionamiento del condominio. Antes quizás había una entrada y se perdían dos o tres metros pero la entrada a un condominio puede llegar a triplicar esta necesidad. Si a esto le sumamos la perdida de espacio por las políticas desmotivacionales que promueven el transporte público y el uso de la bicicleta (que deliberadamente toman espacio de estacionamiento), más lo que negocios y «franeleros» apartan para sí, más la llegada de una población flotante de empleados (como le pasó a la Condesa) entenderemos el porqué ya no encontramos espacio de estacionamiento en la zona.
Referencias
- Francisco Pasos y Gerardo Jiménez, «Atacan a Uber en el Aeropuerto,» Excelsior, sección Comunidad, portada; Ciudad de México, 2015.07.29. URL: http://www.excelsior.com.mx/periodico/flip-comunidad/29-07-2015/portada.pdf.
