Interesante la idea de señalar sobre lo injusto o justo que puede ser un subsidio. Creo que la mayoría, en un primer pensamiento, considerará a los subsidios como algo que el gobierno otorga en beneficio de la población, pero en un segundo pensamiento identificamos como algo que a la larga puede ser contraproducente por las cargas fiscales y deuda pública. Sin embargo, resulta interesante leer1 que un subsidio puede ser de entrada algo enteramente injusto al sólamente «tratar de beneficiar» a un sector de la población.
En la misma nota en la que leí esto, aparece un comentario señalando esas «retóricas nacionalistas» sobre los hidrocarburos y la riqueza nacional, que al leerlas no puedo evitar reirme un poco por lo ilusa que puede ser la gente y lo hábil que los políticos pueden ser para manipular a la población. Y, es que todos sabemos que no falta político que echa mano de «el petróleo es de los mexicanos» para ganarse adeptos y 5 minutos bajo las cámaras, cuando el petróleo ha venido siendo manejado por unos cuantos desde hace décadas. No me refiero a que haya un grupo o familias que gocen de concesiones o poder sobre el manejo de los hidrocarburos, su explotación o sus ganancias (que no lo dudo puede haberlos y que es de lo que los políticos gustan nombrar para azuzar a la población con o sin pruebas al respecto). Me refiero a todas esas personas que temporal o ya casi permanentemente tienen cargos que les permiten, a su discresión, hacer y deshacer sobre el manejo, derechos o beneficios ya mencionados.
La mayoría tiende a ignorarlos, por considerarlos empleadillos más de nuestros aparatos gubernamentales, mal pagados o con salarios excesivos, pero que al final aplican los privilegios a su cargo para su provecho personal, de amigos o algún proveedor que les invita una cara comida. Estos empleados pueden perdonar faltas o retrasos que le beneficiaria a la organización en una multa o descuento de valores millonarios, pueden adjudicar o inclinar la balanza a favor de algún contratista o autorizar la adquisición de productos o servicios que nunca se usan. Todo esto a cambio de favores, comisiones, regalos y demás.
Y si esto es con el petróleo imagínense con lo demás. Pensar que la riqueza nacional está en manos del pueblo es una ilusión.
Referencias
- Javier Aparicio, «Gasolina Injusta«, Excelsior, sección Nacional, página 11, columna Voto Razonado; Ciudad de México, D.F., México; 2015.01.03. URL: http://www.excelsior.com.mx/periodico/flip-nacional/03-01-2015/portada.pdf.
