El sistema confía en que el más preparado deberá llegara a los puestos de elección popular y en aquellos que el elegido tenga a bien asignar. Pero en estos puestos clave hay una serie de reglas no escritas y preocupación por la imagen social que pasan por encima de todo el sentido común y filtros que evitarían que ciertas personas llegaran a estos puestos.
