Continuando con el asunto de los canes. Mencionaba en mi entrada previa el trato preferencial que mucha gente da a los perros. Algunos quizás dirán que igual mucha gente trata a sus loros, gatos, pollos o cuanta mascota de compañía como un miembro más de la familia. Cierto, y no estoy en contra de eso. Yo mismo he dado este status a mis gatos. Sin embargo, como animales que fueron, debieron ser educados para entender ciertas reglas que debían seguir, un comportamiento que debían observar y su lugar en la jerarquía familiar. Esto no se logra dialogando, se hace de manera que el animal entienda, que si hace algo mal se le castigará y si hace algo bien se le premiará. Punto.
El problema con los perros es su tamaño. Son animales que requieren de un un espacio que difícilmente una casa o departamento les proveerá y así deben sacárseles a pasear. Esto lleva a que el animal considere cierto espacio como propio, además de que el ser humano los llega a usar como un elemento de alarma y protección. Hasta ahí tampoco hay problema.
Los problemas inician cuando el ser humano comienza a ignorar una conducta equivocada. Como es el que ladre o ataque a cuanta cosa se le antoje al ser sacado a pasear. Cuando su amo ignora esto manda un mensaje equivocado al animal y los papeles se invierten. Este mensaje o señal que menciono no creo que sea algo que sólo el animal entienda, hay mucho más que se trasmite incluso hasta con quienes están al rededor de ellos.
A pesar de haber una legislación en el asunto, lo cierto es que muchos dueños de perros no la respetan. Dado que estamos acostumbrados a que quienes deben aplicar cualquier ley no lo hacen, no es raro observar que la gente actúe bajo el principio de «si nadie ve, nadie sabe, nadie supo.» Esta forma de pensar ha llevado a que mucha gente incluso actúe de manera desvergonzada e impune importándoles poco como actúe su can. Muchos otros transmiten su responsabilidad a alguien más, que al final actúa mucho más impunemente por no tener ninguno lazo afectivo y considerar sus acciones como parte de un trabajo que no tiene mayor reglas que cuidar a un perro para devolverlo y obtener una paga1, 2.
Así entonces, la nota final es que si bien los perros pueden ser un problema por el comportamiento y los desperdicios que sus amos toleran. Hay que empezar a educar a los duelos primero. Con ellos si puede dialogarse pero, como en el caso de sus mascotas, debe aplicárseles recompensas y castigos. Así que, creo, al final regresamos a «no es el proceso, es la gente.»
Referencias
- Cintya Contreras, «Los perros toman el parque México«, Excelsior, sección Comunidad, pág. 3, México, D.F., URL: http://www.excelsior.com.mx/periodico/flip-comunidad/13-10-2013/portada.pdf.
- Cintya Contreras, «Deterioran pero no pagan«, Excelsior, sección Comunidad, pág. 4, México, D.F., 2013.10.14. URL: http://www.excelsior.com.mx/periodico/flip-comunidad/14-10-2013/portada.pdf.

