De acuerdo con las declaraciones del titular de CONAGUA, el mes de septiembre de 2013 es, a la fecha, el mes más lluvioso de la historia de México. Difícilmente alguien le dirá que no, máxime con todo lo que sabemos que ha pasado en varios estados del país.
Yo recuerdo que a inicios de este año hablaban de que se habría que racionar el consumo de agua y que quizás se presentarían problemas con la cuestión de la generación eléctrica (por aquello de que las presas de las hidroeléctricas presentaban niveles bajos). Sin embrago, creo, eso ya no será problema (a mi me tocó vivir en la década de 1980 apagones por un déficit de generación de energía eléctrica, por cierto).
Sin tener en cuenta las noticias de los desastres por las lluvias y lo fuerte y continuo que han sido las lluvias en la Cd. de México, uno puede darse cuenta de la humedad que se ha almacenado. En calles y edificios uno puede ver, donde antes no había evidencia de humedad, hoy está verde y con musgo. En el edificio donde vivimos, el piso en la azotea está en un 90% verde y en las zonas donde la luz del Sol no alcanza a llegar hay musgo de hasta 2 cm de altura. Asimismo, en el departamento, las puertas de cuartos y gabinetes se han hinchado, algunas ya no cierran. Las puertas de los cuartos raspan en algunas partes con el piso o techo. Objetos en algunos closets muestran manchas de humedad (que por cierto es curioso como la humedad se concentra en algunas partes o cómo algunos objetos sirven de catalizador atractores de la humedad en el aire). Los saleros, azucareros y cereales están húmedos. Muchas de esto ya lo habíamos notado a inicio de més, es decir, ya percibíamos una elevada concentración de humedad en el ambiente. Hoy es mucho más notorio.
