Recientemente escribía acerca de las experiencias que tuve en Miami en cuestiones de seguridad. Escribir dicho post hizo aflorar algunos otros recuerdos. Algunos de ellos relacionados con las peripecias del uso del inglés por parte de algunos compañeros de trabajo. Hay una en particular que viene a mi mente también cada que escucho a alguien pronunciar el término «güey«. Esta es la historia.
El responsable de la parte técnica de la aventura de Banamex con Commerce One en Miami, llamada Artikos, era un sujeto simpático de nombre Agustín Alvarado y quién tenia la mala costumbre de meter el vocablo «guëy» después de cada 5 palabras. Aunque completamente analfabeta en las cuestiones técnicas y con muy poco dominio del inglés (y si se preguntan por qué esta persona sería el responable tecnológico de un join venture con una empresa gringa en territorio gringo, pues… no pregunten así se las gasta Banamex). En una ocasión, en una comida, al quedarse sólo con alguien del equipo estadounidense en la mesa y para romper un poco el hielo, Agustín quiso saber como llegar a Coconut Grove, por lo que con dificultad le preguntó al gringo en la mesa al respecto, y esto es lo que ocurrió:
«Sure!, let me explain you. Take de express way to…» –éste respondió muy animado tratando de verse buena onda con su amigo mexicano. Comenzó a decirle, sin preguntarle si iría en auto o por algún otro medio de transporte. Los americanos dan por hecho que uno siempre lleva auto.
Agustín de inmediato hizo una corrección: «No, no, I have a car«.
«Okay. Yes. You have to take de express way..«– contestó el gringo.
Nuevamente Agustín lo interrumpió: «No, I have a car, I just want to know hot to go to Coconut Grove in a car«– algo preocupado por verse metido en una discusión en inglés.
«Yes.. that’s way I’m telling you to take the Express way«– recalcó el gringo. También algo preocupado por no saber si no se daba a entender o si el mexicano era quién no entendía.
Las cosas empezaron a calentarse, uno indicando que no había otra más que el «express way» y el otro que no veía por qué no entendía que iría en auto. Otras personas de Commerce One que los acompañaban, de origen latino, y quiénes fungían mucho de intérpretes, regresaon a la mesa y encontraron a estos dos amigos discutiendo ya algo subidos de tono. Al preguntar que pasaba, Agustín indicó que sólo querçia instrucciones de como llegar a Coconut Grove en auto pero que el gringo a fuerza quería mandarlo por tren. El americano repondió y los intérpretes no vieron el motivo de la discusión, dándole nuevamente a esta persosna las instrucciones de tomar el «express way«. Nuevamente mi jefe interrumpió con un «y ahí vamos de nuevo con lo del tren, güey«. La gente de Commerce One se extrañó un poco. «¿Cuál tren?» preguntaron, pues el «expreso» contestó Agustín. Entonces empezaron a ver la luz en el tunel lingüístico en el que se encontraban, comenzando a explicarle a esta persona que el «express way» era la autopista no el tren, de hecho no encontraban razón por la que salía un «tren» en la conversación. Agustín cayó en cuenta que tan acostumbrado estaba al «güey» que pensó que le decían «toma el expreso, güey«, asociando el término «express» con eso del «expreso de oriente«, el famoso tren que cobró fama y notoriedad con la novela de Ágata Christie, y muy conocido entre los incultos como Agustín, por las películas al respecto. Una vez que el problema se aclaró todo fue risas y el americano aprendió el vocablo «güey» del español. A éste le hizo mucha gracia el asunto. A partir de entonces, cada que hablaba conun latino, sin importar si hablaba bien el inglés, al encontrarse con una frase que terminara en «way«, lo repetia nuevamente, recordando a Agustín y no queriendo meterse enproblemas. Por ejemplo, comenzó a decir: «Anyway-way» o «take the express way-way» y el «no way» era toda una fiesta: «no way-way-way«.
Poco después se corrió la voz de esta experiencia entre los de Commerce One. Muchos de ellos adoptaron el modo «way-way» (los mexicanos allá de decíamos el modo «güey-wey») de hablar cada que se encontraban con uno de Artikos, quienes ya no sabíamos si sólo trataban de mejorar la comunicación entre los equipos de trabajo o se burlaban de nosotros.
