Madurez

Mucho se ha comentado a raíz de la serie de sismos sentidos en diciembre de 2011 y en marzo, abril y noviembre de este año. Sobre todo al respecto del comportamiento de las personas.

Solis, Excelsior, 2012.04.15, sección Comunidad, página 4, México, D.F.

Muchos dirán que ya tenemos una cierta madurez en nuestra cultura de protección civil y, por supuesto, no faltará quien diga que aún falta mucho por hacer. Yo creo que en términos de una cultura de protección civil hablamos de un proceso en mejora contínua así como también de un proceso permanente, por lo que simplemente decir que se ha cumplido o está concluido es tan inapropiado como también el señalar que falta mucho en un sentido de total inmadurez. Creo que calificar a los procesos, reglamentación y protocolos actuales de protección civil como «maduros» es tan adecuado como el desinterés que en muchos casos ya se ha manifestado. Me explico.

La generación económicamente productiva y con capacidad de gestión que experimentó el sismo de la Ciudad de México de 1985 vivió las consecuencias de la laxitud, carencias y corrupción en la reglamentación y su aplicación para la edificación y construcción vigente en ese momento; así como la falta de conocimiento y protocolos a seguir durante y después del sismo, y la falta de preparación y equipamiento de los servicios de ayuda y seguridad pública. Aprendieron, tomaron nota y buscaron que lo que pasó no pudiera repetirse.

Durante las siguiente décadas se vino trabajando en la reglamentación de construcción que debe regir en una zona como la de la Ciudad de México, el establecimiento de protocolos de prevención y respuesta para y ante eventos sísmicos y otros desastres naturales, y la preparación de la población civil y servicios públicos para responder ante estos eventos.El trabajo de dos décadas rindió frutos y ante los recientes sismos, aunque sí hubo edificaciones que fueron afectadas, no hubo pérdidas humanas y fuera del susto no pasó a mayores.

Principal y más palpablemente, considero, es el comportamiento que la mayoría de las personas observaron durante y después de los eventos sísmicos mencionados al inicio de este post lo que debe hacer resaltar la madurez de lo que menciono, la del proceso y cultura de protección civil. El comportamiento que muchos han alabado es resultado de años de preparación y difusión que Protección Civil a dedicado a la enseñanza de la prevención y actuación ante catástrofes.

Las nuevas generaciones deberán aprender aquello que las que ya van de salida tuvieron que aprender a la mala y que han buscado enseñarnos a las actuales. Las actuales no tardaremos también en ir de salida por lo que no sólo nos toca aprender bien sino también el mejorar lo que nos han enseñado, adaptarlo a nuestro contexto y prepararlo para el mundo que recibirán las nuevas generaciones.

Las nuevas generaciones no han vivido la experiencia de un sismo devastador. Quienes estábamos en la escuela en ese entonces y quienes iniciaron el movimiento de la protección civil entendemos la necesidad de la reglamentación y la preparación ante estas situaciones. Las nuevas generaciones lo ven como algo costumbrista, algo que simplemente debe aprenderse y seguirse por el hecho de hacerlo más que por la seguridad que representa (algo así como los honores a la bandera, que simplemente nos obligan a seguir el ritual sin darnos a entender verdaderamente la necesidad e importancia de hacerlo). Es decir, lo hacen, más no tratan de aprender de éste.

Referencias.

  1. Francisco Pazos, «Preparan maratón de simulacros en el DF«, Excelsior, sección Comunidad, página 6,  México, D.F., 2012.04.18. URL: http://excelsior.com.mx/periodico/flip-comunidad/18-04-2012/portada.pdf

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