Las libertades de expresión

La noticia de la transmisión de un episodio de South Park donde aparecía Calderón parodiado (y además acusado de transa) fue publicada durante las dos o tres semanas previas a este post. En dicho periodo de tiempo yo no recuerdo haber leído, escuchado o sabido de  ninguna declaratoria por parte del Gobierno Federal al respecto pero estaba casi seguro que el mencionado episodio no iba a ser transmitido en nuestro país (y debí, por cierto, haber publicado un post para agregar una predicción cumplida más a mi lista). Y así fue. Está de más explicar o suponer las razones.

Alrededor de este evento se han mencionado otras irreverencias de South Park. Dados los principios sobre la libertad de expresión que rigen en los USA, se dice y hace de todo en esta serie de dibujos animados. Aquí la cosa es distinta, ya lo sabemos. Aún cuando en el sexenio de Fox se relajó un poco la cosa. Con el asunto también se han mencionado otras faltas, principalmente contra los símbolos patrios, cometidos por nacionales y extranjeros.

Al respecto de esto último, yo nunca he estado de acuerdo con el casi fanatismo que hay sobre nuestros emblemas nacionales  y que se nos inculca por parte de nuestros padres y en las escuelas. No sé por qué, pero no lo entiendo. Estoy de acuerdo en el respeto que hay que tenerles; sí, respeto, pero no una veneración a un nivel casi religioso e intocable. Es mi opinión, respeto las de los demás.

Creo que mucho tiene que ver con un esquema de poder, control y manipulación que ha sido implementado desde hace mucho tiempo y que cubre varios aspectos de nuestra cultura. Una de ellas, por ejemplo, la forma en la que se nos enseña nuestra historia con una veneración a Juárez, Hidalgo, Morelos y demás que raya en la santidad, cuando simplemente eran personajes de carne y hueso con su propia agenda, ambiciones e intereses.

Creo también que parte de los problemas actuales de México, su lentitud y renuencia al cambio, tienen que ver en gran medida con el enamoramiento con el pasado que se nos ha inculcado, desde la veneración de las culturas prehispánicas hasta la adoración a los próceres. Recientemente Carlos Fuentes expresó algo de esto.

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