El mundo del iPhone es muy extraño. Por una parte tenemos la asombrosa cantidad y diversidad de aplicaciones -que no hacen mas que recalcar las ilimitadas posibilidades de uso de este celular– y, por otra, es asombroso que ante tanta sofisticación existan carencias tan básicas que impidan sacarle provecho como a cualquier otro PDA (provecho que PDA incluso de menores prestaciones o más antiguos proveen más fácilmente).

Me inicié en el mundo de los teléfonos celulares desde hace más de trece años, cuando éstos eran simple y llanamente teléfonos. Ya contaban con la capacidad de almacenar contactos, una agenda, quizás notas. No recuerdo que otras aplicaciones pudieron haber incluido entonces pero no eran algo como para basar la organización de la vida de uno en ellos, eran simplemente teléfonos. Poco después llegaron las PDA. He sido usuario de PDA desde hace 10 años. A diferencia de los celulares, éstos incluían aplicaciones de las que uno podía depender para organizar su vida. Adicionalmente, considero, incluían la capacidad de sincronización con aplicaciones de la PC (PIM principalmente), que junto con una mejor interfaz (no limitada a 9 teclas) hacían que fuera mucho más sencillo mantener los datos que uno llevaba en ella para consultarlos en el momento adecuado.
Yo particularmente fui ávido usuario de las Palm (desde la Palm III, pasando por la Palm IIIc, la Palm m505 y la Tungsten C. En lo que a celulares se refiere, durante mucho preferí a los Nokia y hasta hace poco probé un Samsung.

Sin embargo, desde la Tungsten C consideré que la plataforma de las Palm estaba muerta. Nuevas aplicaciones y usos ya estaban en boga entre otros PDA y celulares y en las Palm seguían ausentes. La empresa se durmió en sus laureles y los smartphones le comieron el mercado. No fue hace mucho que decidí dejar la PDA y basar la organización de mi vida en el celular. Desafortunadamente, la integración que había vivido entre PDA y PC, y la facilidad de uso ya no pude recuperarla.
Cuando adquirí el iPhone lo hice principalmente con la idea de la facilidad de uso. Ya no quería estar limitado a 9 teclas (me considero un texter) o tener que cargar con un «ladrillito» para hacerme de un teclado más amplio.
Definitivamente mis expectativas de facilidad de uso se cubrieron y he integrado el iPhone en mi vida pero este es el punto en donde lo extraño de este nuevo mundo empieza a surgir, que por extensión deberé dejar para un posterior post.

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